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viernes, 14 de junio de 2013

Ciencia:buscan explicar el motivo por el cual bostezamos



Lo reconozco: escribiendo este post y viendo la imagen del niño he bostezado más de una vez. Sin quererlo, es cierto, no es que haya dormido poco o esté cansada. Fíjate en la foto. Simplemente bostezas. Y no hay razón aparente de un comportamiento que la ciencia trata de entender desde hace tiempo. La investigación busca saber por qué bostezamos en determinadas situaciones.

¿Son los bostezos resultado de cansancio o fatiga exagerados? ¿Es un acto relacionado evolutivamente con la empatía social? Múltiples preguntas alrededor de un acto tan simple, corto y absurdo como un bostezo. ¿Por qué se produce?

Aunque hasta el día de hoy no tenemos una respuesta definitiva, sí que es cierto que poco a poco vamos averiguando más pistas que explican por qué bostezamos. Desde un punto de vista empírico, sabemos que los bostezos son actos semivoluntarios, que se producen especialmente en caso de cansancio o fatiga. ¿Pero qué propósito fisiológico tiene bostezar? ¿Lo necesitamos para que nuestro organismo funcione bien?

Hoy sabemos que bostezar no es un comportamiento único de la especie humana, sino que más bien es algo que hacemos la gran mayoría de vertebrados. Y es un acto temprano, en otras palabras, se ha observado el bostezo en embriones de tan solo 15 semanas. Increíble, ¿verdad?

Como sabemos, bostezar implica la apertura de la boca, pero también el estiramiento de los músculos faciales, una ligera inclinación de la cabeza e incluso, cierta humedad en nuestros ojos. Aunque hace años se creía que se daba como respuesta metabólica, esta posibilidad quedó descartada hace tiempo. En otras palabras, no es cierto que se produzca por niveles altos de dióxido de carbono en sangre o por concentraciones bajas de oxígeno.

El bostezo sería más bien un reflejo producto de un mecanismo adaptativo en respuesta al estrés, aunque evolutivamente haya tenido cierto valor paralingüístico, relacionado con la protección y la cohesión social. Algunas investigaciones postulan, de hecho, que el bostezo no es más que la expresión de un sistema protector en nuestro cerebro, inducido por opiáceos endógenos, por los cuales somos capaces de inhibir y prevenir posibles crisis epilépticas del lóbulo temporal.

Al estar relacionado con los cambios cíclicos entre la vigilia y el sueño, el bostezo es un acto realmente singular. De hecho, se ha observado que desaparece o se ve reducido en pacientes con Parkinson o en aquellos que reciben tratamiento con neurolépticos.

La ausencia de bostezos no es solo extraña, sino también el exceso. De hecho, en las investigaciones sobre por qué bostezamos también se trata de buscar la razón de por qué lo hacemos demasiadas veces. En algunos casos, se ha visto que los pacientes con problemas gastrointestinales relacionados con la dispepsia (un trastorno común por el cual la digestión se ve alterada), bostezan más de lo habitual. Algo realmente curioso, sin duda.

Pero como nos explicaba hace tiempo Eduardo Arcos en este post, también resulta extraño preguntarse sobre por qué bostezamos tras ver hacerlo a alguien. En otras palabras, ¿es el bostezo contagioso? Las últimas investigaciones parecen que confirman lo que ya sabíamos: sí lo es, y no solo en humanos.

También en chimpancés, una especie realmente próxima a nosotros, se ha observado ese efecto de contagio. Realizando pruebas en las que los animales veían estímulos visuales con bostezos, se observaba que en el 33% de los casos, los propios chimpancés se ponían a bostezar. Un porcentaje alto, incluso superior al que presentaban los seres humanos que realizaban el mismo examen.

Aunque aún no existen respuestas claras, lo cierto es que este acto reflejo es una curiosidad interesante en el mundo animal. Y tú, ¿cuántas veces has bostezado leyendo este artículo?




La Corte Suprema de Estados Unidos ha rechazado la posibilidad de patentar genes humanos


Una de las polémicas más habituales en la relación entre la propiedad industrial y la biotecnología está en la existencia de las patentes de genes humanos. De hecho, hace unas semanas os contamos cuáles eran los mitos y realidades de la protección de invenciones genéticas, respecto a un titular que decía que el 84% de los genes humanos estaban patentados.

En relación a las patentes de genes humanos, es complicado distinguir dónde empieza la realidad y dónde el mito, pero lo que es cierto es que han originado grandes polémicas y encendidos debates entre investigadores, empresas y sociedad en general.

Como os comentábamos en aquel post, una de las problemáticas más importantes en torno a las patentes de genes humanos tuvo lugar en el conocido como caso Myriad Genetics. Aunque los sistemas europeo y norteamericano (especialmente el primero) diferencia entre las patentes de ADN 'natural' y 'aislado de su entorno natural' (siendo las primeras no válidas en Europa), lo cierto es que por ahora, el ordenamiento jurídico permitía proteger los genes mediante este derecho de la propiedad industrial.

Algo que, en general, era bastante común, ya que existen compañías farmacéuticas que protegen secuencias genéticas que codifican para una determinada proteína de interés industrial que luego producen, por lo que aprovechan y patentan no solo la proteína en sí, sino también la 'receta' a partir de la cual está hecha (el propio ADN).

Sin embargo, la polémica estalló con las patentes obtenidas por la compañía Myriad Genetics, quien decidió proteger dos genes, BRCA1 y BRCA2, además de varias variaciones del mismo implicadas en el desarrollo del cáncer de mama y de ovario especialmente. No solo eso, sino que a partir de esas patentes, la empresa creó un test diagnóstico exclusivo, cuyo coste rondaba los 3.000 dólares.

Las tres patentes sobre BRCA1 (el gen mutado que presentaba Angelina Jolie) y las dos patentes sobre BRCA2 levantaron una gran polémica entre las distintas oficinas de patentes y la comunidad científica, quien no entendía la exclusividad dada a Myriad Genetics sobre el ADN. Más que nada porque estas patentes estaban provocando que los test diagnósticos sobre cáncer de mama fueran exclusivos de Myriad, y que ninguna otra empresa pudiera hacerles la competencia.

Como informa ahora The Wall Street Journal, el Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dicho 'no' a las patentes de genes humanos. Clarence Thomas, miembro del mismo, se ha referido al ADN como un 'elemento natural', a pesar de que esté aislado de su entorno (el propio cuerpo humano), por lo que a partir de ahora, los genes, al menos en Estados Unidos, no podrían ser patentados.

Treinta años después de la concesión de las primeras patentes de genes, la sentencia del Tribunal Supremo da un giro bastante radical a la política y jurisprudencia sobre la protección de las invenciones biotecnológicas. Queda por ver si en Europa, donde la polémica social fue similar, aunque no se haya actuado con tanta fuerza jurídica, la sentencia norteamericana provoca un cambio en el sistema de patentes.



Malaspinomics revela los secretos que se esconden bajo el mar


La iniciativa española Malaspinomics busca secuenciar de manera masiva el genoma de las especies de microorganismos descubiertas en el océano profundo. Un estudio que podría en el futuro posibilitar la fabricación de nuevos fármacos o el desarrollo de novedosas estrategias de biorremediación.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comenzado oficialmente el proyecto Malaspinomics, una iniciativa que pretende secuenciar el genoma de más de dos mil muestras de microorganismos del océano profundo.

El proyecto es el paso natural del lanzamiento y desarrollo de la expedición Malaspina, un proyecto de investigación multidisciplinar que comenzó en 2010, y que buscaba explorar la biodiversidad del océano. El nombre de esta iniciativa recuerda a la antigua expedición Malaspina, una travesía político-científica que hicieron los españoles Alejandro Malaspina y José de Bustamante alrededor del mundo en el siglo XVIII.

En reconocimiento a aquel primer aporte, el CSIC, algo más de dos siglos después, decidió volver a ser pionero en la investigación del mar y sus secretos. Y es que aunque parezca extraño, aún nos quedan muchas cosas por descubrir en el océano profundo. La gran diversidad de microorganismos existentes es todo un reto para los científicos, ya que según los datos del proyecto, el 60% de las bacterias de las profundidades del océano son aún desconocidas.

El potencial biotecnológico que se esconde en el fondo del mar es de tal envergadura que, a partir de la información genética que se extraiga del proyecto Malaspinomics podría haber avances realmente importantes relacionados con la salud o el medio ambiente.

Secuenciar de manera masiva el genoma de todas las especies que se encuentren en la iniciativa de Malaspinomics permitirá desvelar algunos secretos de la vida que está escondida en el océano profundo. En palabras de Silvia Acinas, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, "se han descubierto bacterias hasta ahora desconocidas que pueden degradar compuestos tóxicos, como el metilmercurio, producido por las actividades industriales".

¿Se imaginan que bajo el mar encontramos bacterias capaces de comer compuestos contaminantes y aplicarlas luego en zonas con una gran contaminación ambiental? O mejor aún, ¿qué pasaría si de repente viéramos que un determinado microorganismo produce un fármaco de interés, hasta ahora desconocido, que sirva para curar el cáncer o tratar infecciones? Malaspinomics sin duda nos brindará secretos hasta ahora desconocidos, y que suponen un gran futuro para la investigación y su aplicación en nuestra vida diaria.

Hace tiempo que los científicos empezaron a pensar en el mar como fuente de nuevos secretos con potencial aplicación en nuestro día a día. Una actividad, la de la biotecnología azul o marina, que ya tuvo su primer gran resultado, al ser capaz de fabricar el primer antitumoral producido por una compañía española, y llamado Yondelis, que se extraía a partir de un organismo marino.

Con el trabajo de Malaspinomics, serán muchas más los productos y servicios que podremos obtener a partir de los organismos vivos del mar. Un verdadero lujo, ya que poder descubrir todo el potencial que se encuentra en el océano profundo, servirá a medio plazo para mejorar la medicina o cuidar nuestro medio ambiente.

Fuente alt1040.com

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